El tifón Hagibis que barrió Japón de norte a sur impidió a los aficionados presenciar tres partidos de la primera fase del Mundial de Rugby pero con los 37 primeros encuentros es suficiente para señalar con el dedo a quienes estuvieron muy lejos de cubrir sus expectativas (Argentina y Escocia), a quien las ha cubierto de sobra (Japón) y a quienes habiendo hecho bien su trabajo se ha merecido sumarse al cartel de favorito que siempre se cuelga a los All Blacks al entender que nadie les puede hacer frente (Inglaterra o Gales). El resto de aspirantes han dejado dudas pero en modo alguno se les puede descartar (Francia, Australia, Sudáfrica o Irlanda). Que nadie piense que los anfitriones se van a tumbar a la bartola. Como decía un periódico argentino “el sol naciente es ovalado” y como el balón tampoco les quema en las manos los japoneses pueden repetir la machada del pasado mundial y derrotar a los Springboks.
Se ha hablado ya mucho sobre la debacle argentina Luego las críticas arreciaron contra la selección de Escocia, pero es que el partido del segundo centro Chris Harris es como para hacérselo mirar. En dos de los cuatro ensayos japoneses le faltó la contundencia que la ocasión requería y el cuarto fue un monumento a la indolencia. Lo primero que te enseñan cuando eres cadete o juvenil es a esconder el balón y evitar que te lo roben de la mano. Harris tenía el balón casi a la altura de los ojos. Lo miraba como si fuera objeto extraño comprado en una de esas antiguas tiendas de “todo a cien”. Los que han jugado en la melé saben que doblar un poco los dedos del contrario ayuda a soltar el balón. Ni eso hizo falta. Parecía que le había untado mantequilla y el balón se le escurrió para que Kenki Fukuoka pusiera rumbo a los palos sin ninguna oposición.
Puede que sea una casualidad, pero es que esta misma semana ha salido el ranking de selecciones y responde con exactitud milimétrica a lo que ha ocurrido en la primera fase del mundial, es decir, las ocho primeras son las que han pasado a cuartos de final quedando Escocia y Argentina en el noveno y décimo puesto, respectivamente. Da cierta pena comprobar quién ocupa el puesto décimo sexto porque sería como resucitar la pesadilla de lo que ocurrió en Bélgica. Mejor dejar de mirar por el espejo retrovisor y centrarse en lo que depara el futuro.
Si el ranking mantiene intactas sus facultades adivinatorias para cuartos de final la incógnita ya está resuelta. Así, Nueva Zelanda, que encabeza la lista, se enfrentaría en semifinales a Inglaterra y por la otra parte del cuadro Gales se tendría que ver las caras con Sudáfrica. O sea, vuelta a los épicos duelos entre los países del hemisferio norte contra los del hemisferio sur en los que estos últimos siempre son favoritos salvo en cuando se las tenían que ver con la Inglaterra de Jonny Wilkinson. Las casas de apuestas también tienen hechas sus predicciones que son muy parecidas a las del gran público porque dan a Nueva Zelanda como favorita seguida de Inglaterra y Sudáfrica.
De lo visto hasta ahora los equipos del sur son los que han mostrado un mayor poder ofensivo, a buen seguro porque apuestan por un modelo de juego al ataque muy propio de las franquicias del Super Rugby. Suráfrica lleva 185 puntos anotados por los 157 de Nueva Zelanda. Tienen el honor de encabezar la lista de máximo anotador de ensayos el galés Josh Adamas junto al nipón Kotaro Mathusima y por lo que respecta a la tabla de anotadores la encabeza el japonés Yu Tamura con 48 puntos. Como anécdota resaltar que se ha batido el número de tarjetas rojas (siete en la primera fase) con la aplicación de las nuevas normas y de amarillas 25. Otros datos curioso son que un samoano, TJ Ione, figura al frente de la lista de placajes realizados 67, y que entre los diez primeros aparecen sus compañeros Chris Viu (cuarto) y Kane Le´aupepe (séptimo).
Antes de agitar la coctelera con todos los datos para dar un favorito habría que rebuscar en los precedentes para, al menos, intuir a los semifinalistas. El duelo Nueva Zelanda-Irlanda se ha visto en 31 ocasiones con un saldo de 28 victorias, dos derrotas y un empate que invita a pensar en una victoria sencilla de los All Blacks. Por aquello de ver el vaso medio lleno el equipo de Jonathan Sexton ha vencido a los del hemisferio sur recientemente en dos ocasiones (2016 y 2018). Los neozelandeses siguen con la apuesta de Beauden Barrett como zaguero dejando el timón de la nave a Richie Mo´nunga y recuperan para la causa al segunda línea Brodie Reitallick, así que el único de los tres hermanos Barrett que juega de delantero estará esta vez en el banquillo. En Irlanda pasarán a la historia de su país sus dos medios Conor Murray y Johathan Sexton. El motivo es que jugarán juntos por quincuagésimo sexta vez (56) en el XV del trébol batiendo el récord de los mitos como Peter Stringer y Ronan O´Gara. El resto del equipo será prácticamente el mismo de los partidos en que se han enfrentado a selecciones potentes.
El cruce entre Inglaterra y Australia, el primero en orden cronológico de los cuartos de final, tiene el aroma de una antigua rivalidad que nunca se ha traducido en un ganador claro. 25 victorias frente a 24 derrotas y un empate en favor de los australianos. Difícil hacer un pronóstico claro que no pueda ser rebatido con argumentos de peso. Los ingleses vuelven a confiar en su pareja de medios Young-Farell. El golden boy inglés volverá después de muchos partidos de actuar como centro en la selección a llevar la dirección del XV de la rosa. En Australia pocos cambios en la delantera pero sí en la línea de tres-cuartos. Por James O´Connor entra como titular Jordan Petaia, un chaval de 19 años que ha debutado este año con los Reds en el Super Rugby. Destaca también la inclusión de Kurtley Beale como zaguero para tapar la autoexclusión de Isareal Folau por motivos extradeportivos.
Por la otra parte del cuadro Sudáfrica asoma la cabeza porque muy pocos creen en una reedición del milagro japonés. Seguramente tampoco lo creían irlandeses y escoceses y tuvieron que hincar la rodilla del mismo modo que los Springboks tampoco lo hicieron hace cuatro años en la última cita mundialista. Visto lo visto, los nipones van sobrados de ganas e ilusión y también de juego. Tal vez el poderío físico de la delantera sudafricana no sea suficiente para parar a los eléctricos japoneses que mantienen un compromiso inquebrantable con la camiseta de un país del que no son originarios 16 de sus jugadores, es decir, la mitad de su selección. Resulta curioso para los menos aficionados al rugby que los dos jugadores que pueden ser más desequilibrantes en este partido superen por poco los 170 centímetros de estatura. Se trata de Chlesin Kolbe y de Kenki Fukuoka capaces de destrozar cualquier defensa con su velocidad y cambios de ritmo.
Y con el olor inconfundible al VI Naciones se disputará también el domingo el Gales- Francia. Aquí la historia cuenta poco. Son dos equipos que se conocen tan bien que ni siquiera se confundirían a la hora de pasar el balón a un contario en un campo embarrado. Cuando salten al campo nadie se acordará del nombre del tifón que permitió a los galos disputar un partido menos que a los galeses. No valen las excusas. Si alguien tiene ya claro quién es favorito puede verse el último partido entre ambas selecciones jugado en París este año. Ahí le asaltarán de nuevo las dudas. Los franceses ganaban al descanso por 16-0 pero se dejaron voltear el marcador en la segunda parte y acabaron perdiendo 19-24. Todo muy equilibrado.
Para la cita los galeses recuperan a su pareja de medios Davies-Biggar que no pudieron jugar el último partido contra Uruguay por lesión. La otra duda está en la tercera línea donde Aaron Wainwright, Josh Navidi y Justin Tipuric tienen más opciones de jugar que Ross Moriarty. Francia tiene entre algodones al medio de melé de Toulouse de tan sólo 22 años Antoine Dupont y al centro-ala del Toulon Damian Penaud, sólo un año mayor que Dupont. Sus sustitutos serían Baptiste Serin y Alivereti Raka, respectivamente.