La mayoría de asistentes del rugby no están preparados para asistir en División de Honor
Con la llegada de la televisión al rugby nacional e incluso, con la llegada del streaming a los campos de España, donde podemos disfrutar del audio de los colegiados, se plantea el debate de si el arbitraje está o no a la altura de crecimiento del resto del rugby nacional.
Varios hechos demuestran en las últimas retransmisiones, ya sean en la pantalla del salón o en la del ordenador, la gran diferencia de criterio y nivel que existe en la máxima competición del mundo oval español. Alhambra Nievas, máximo exponente de nuestro arbitraje, sufrió de lo lindo en el pasado Ampo Ordizia – VRAC Quesos Entrepinares, también Iñigo Atorrasagasti ha tenido algunas malas experiencias en sus partidos y Fernando Raposo denuncia: “la mayoria de los asistentes no están preparados para estar en un partido de División de Hornor” (en declaraciones a Radio Marca Valladolid).
No es cuestión de echar la culpa a los asistentes ni tampoco al Comité Nacional de Árbitros (CNAR). Los primeros son árbitros de las territoriales que asisten a los colegiados nacionales ¿Por qué no existe un grupo cerrado de colegiados como en otros deportes? Muy fácil, con los 55 € que pagan a los asistentes, nadie viajaría dos días para arbitrar como asistentes. La política de D. Alfonso Feijoo de apretarse el cinturón llevó a reducir de forma ostensible los salarios a los colegiados nacionales, además de eliminar la figura del delegado federativo. Los otros, el CNAR, tienen que vérselas con un presupuesto irrisorio para sobrevivir y formar a los colegiados. La llegada de las retransmisiones deportivas ha culminado en un gran trabajo para los árbitros que pueden “rearbitrar” de forma constructiva los encuentros con el fin de perfeccionar y corregir aquellos defectos que durante los partidos el colegiado puede haber obviado. Además el CNAR trabaja muy bien a nivel multimedia, creó su propia web donde publican contenido formativo y también a través de las redes sociales forman a los aficionados que quieran fijarse en cómo es un arbitraje. Todo ello pese a los tijeretazos de Ferraz.
Los asistentes deben ser por norma árbitros nacionales, pero la gran mayoría no lo son, todo un desagravio y además un problema: ¿Quién arbitraria si se lesiona el árbitro principal? Pues un colegiado no apto para hacerlo. Nos encontramos a un nivel donde los clubes incorporan a profesionales dentro de sus plantillas que muchas veces no entienden lo que pitan los colegiados, tenemos a amateurs pitando a profesionales, jugando con los intereses de muchos clubes.
Lo que es fundamental es que las tres personas que arbitran un partido deben tener el mismo criterio, tienen que ir en la misma línea, no puede haber esos saltos de nivel en el arbitraje que además quedan expuestos mediáticamente. Es necesario actualizar salarios y formación de forma urgente. Pero claro el objetivo era solventar la deuda con la mayor urgencia, dejando otras cosas de lado que como es lógico ahora se pagan y se pagarán más.
Los árbitros se quejan de hoteles de más que dudosa calidad, de tener que alojarse en albergues y que alguien les sugiera que se saquen el carné de alberguista. Los árbitros tienen que preparar las actas buscar a los médicos, delegados y demás para que firmen, dar las charlas, realizar el calentamiento. Muchas veces están pensando en las cosas que tienen que preparar en vez de concentrarse en el partido. El mundo del revés, ver para creer, señores. Pero este es nuestro rugby, así que aquí andamos, peleando.
Negro sobre negro
24 noviembre, 2017 at 12:11 pm
Verdadero lo «Terrible Producciones».