World Rugby se ha vuelto a pronunciar sobre el caso Gavin Van den Berg. Es la segunda vez, y de nuevo lo hace para sacar los colores a las personas que a día de hoy mandan en el rugby español. Las nuevas pruebas anunciadas por algún tabloide anglosajón han servido de bien poco porque aun imperan viejas costumbres que tienen que ver mucho con la dejadez. El organismo que rige el rugby a nivel internacional vuelve a explicar que alegar “me han engañado” no justifica la inacción, algo que de forma eufemística denomina “ceguera deliberada”, y que la honradez no es ninguna eximente. Echar mano de esas teorías conspiratorias son meras excusas de cara a la galería cuando, en realidad, se trata de que los culpables no den su brazo a torcer o de que se agarren a una posverdad. Así se tiene al público distraído, al punto de tener que digerir las malas noticias sin apenas anestesia. Eso siempre resulta más doloroso y, en la mayoría de los casos, inútil.
El origen del conflicto parte de la falsificación de la fotocopia de un pasaporte a fin de que Van den Berg fuera seleccionable por España sin cumplir todos los requisitos. De momento, la Fiscalía ya investiga una denuncia presentada por la Federación Española de Rugby (FER) contra José Ignacio Inchasuti, Fernando Díaz y Jano Cherr, por presunto delito de falsedad de documental. Paralelamente, la propia FER tiene entre sus manos otra denuncia del manager de la selección José Manuel Pérez Corbacho contra Gavin Van den Berg por los mismos hechos. Hasta ahora ninguno de los denunciados se ha manifestado públicamente al respecto de estas acusaciones. Parece que falta por salir a la luz testimonios que contradicen la versión federativa.
La denuncia contra España vino de la mano de Rumanía, y ya en primera instancia World Rugby dejó las cosas bastante claras. En su resolución, publicada hace casi dos meses, ya recordaba a la FER que el 5 de mayo de 2020 el Comité de Reglamento le había expresado su “preocupación” de forma basta vehemente sobre los problemas de elegibilidad suscitados con otro jugador sudafricano (John Wessel Bell). Aunque todo aquel asunto salió bien, a los dirigentes de la Federación se les ordenó que pusieran de inmediato en marcha medidas para garantizar que este tipo se situaciones no se volvieran a repetir.
Además, World Rugby creyó a pies juntillas la versión de Van den Berg de que siempre estuvo al margen del amaño de su pasaporte porque, cuando ellos mismos le mostraron el documento durante su comparecencia, “su reacción fue una mezcla de sorpresa y conmoción”. A esa confusión se unió más tarde el baile de fechas de estancia fuera de España del jugador que pasaron de ser 62 días, algo que no acarreaba sanción puesto que dos días se consideraban de tránsito, a 101 días, que sí infringía con creces el reglamento.
El organismo internacional se preguntó entonces: “¿dónde están los mecanismos de control que le exigimos a la FER?”. Para colmo, en una confesión posterior que World Rugby califica de “franca”, Van den Berg admitió que su periodo de estancia fuera de España fue de 127 días (desde el 8 de mayo al 4 de septiembre de 2019). Para entender bien aquella sanción a España, cabe reseñar que a World Rugby le importó bien poco si el jugador había mentido o quién había falsificado su pasaporte. Sobre todo, porque entonces nadie señalaba al sudafricano con el dedo acusador. De hecho, en sus alegaciones, la FER parecía haber comprado su relato y trasladaba toda la responsabilidad a Alcobendas. Sin embargo, de forma bastante explícita World Rugby le hacía saber a los dirigentes españoles que su labor no era la de hacer consultas a nadie sino la de recabar toda la información de un asunto, más aún si le ofrece dudas, para que ellos mismos lo declararan elegible mediante una resolución expresa de la Comisión de Reglamentos a la que nunca se dirigieron para que se pronunciara.
Al margen de todo esto, pero no por ello menos trascendente, fue bastante llamativo el tirón de orejas a la FER por su dejadez en las cuestiones que afectan a la elegibilidad de los jugadores. Dicho de otro modo, fallaron de una forma estrepitosa en su labor de permanecer in vigilando. Y es que el máximo organismo del rugby a nivel internacional reprochó por escrito que ya era la tercera vez en cuatro años que España transgredía la norma. Aún así, parecía perdonarle la vida cuando le impuso la multa mínima. Más beligerante se mostró, en cambio, al considerar “proporcionada”, por el historial de la FER, la quita de diez puntos, lo que dejaba a los españoles fuera de la Copa del Mundo.
Vistos los argumentos de World Rugby para sancionar a España, la FER modificó su estrategia, con cambio incluido de abogados, y optó por señalar a Van den Berg como el único muñidor del entuerto. Esto es, basó todo su argumentario en que habían sido engañados por una tercera persona. Para ello publicitó la consecución de nuevas pruebas que podrían dar un giro al caso de 180 grados. La más relevante hablaba de varios pantallazos de Whatsapp (no la totalidad de la conversación), de fecha 16 de noviembre de 2021, de una conversación donde el jugador sudafricano y Jano Cherr charlaban sobre la posibilidad de amañar su pasaporte. Además, aportaron a última hora un documento rubricado por el propio jugador sudafricano de su Declaration of player’s Elegibility”.
Para ser fieles al relato oficial, World Rugby afirma que revisó “detenidamente” las nuevas pruebas presentadas por España, si bien finalmente no las tuvo en consideración. El organismo internacional se pregunta por qué no se presentaron estas evidencias desde un principio, si bien es cierto que advierte de que tampoco hubieran surtido el efecto deseado porque estaban “incompletas”. Y, ¿por qué no se aportaron en el primer escrito de acusación? Es bastante sencillo de explicar. Hasta la primera resolución, Gonzalo Botas, el abogado de Jano Cherr, comenta que su cliente fue siempre de la mano de su club (Alcobendas) al punto de firmar un documento junto a Insausti y Díez, en el que reconocían ser los tres únicos autores de la falsificación del documento, y que por decisión suya se desvinculó de la estrategia de Alcobendas.
Una vez conocida la primera resolución de World Rugby, el jugador modificó su estrategia procesal y aseguró que le habían obligado a firmar dicho documento bajo coacciones, al tiempo que acreditó con documentos la implicación directa del jugador sudafricano en todo este affaire. Por otra parte, distintas fuentes consultas confirman que, efectivamente, las nuevas evidencias estaban incompletas. La FER se limitó a presentar parte de los pantallazos de Whatsapp entre Cherr y Van den Berg . ¿Cómo sabía World Rugby que las pruebas eran incompletas?. También es sencillo de explicar: el ex pilier de Alcobendas les había remitido con anterioridad todos los pantallazos de la conversación.
A la FER le faltaban varios pantallazos porque el representante legal de Cherr solo había incluido algunos de ellos en su recurso de apelación, que aún está pendiente de resolver por parte del Comité de Apelación de la Federación, en concreto aquellos que acreditaban que la declaración firmada por Van den Berg había sido manipulada, en virtud a una política de coincidencia de intereses. El resto no los envió por la sencilla razón de que aparecían personas que nada tienen que ver con el objeto de la investigación. Sobre esta misma cuestión World Rugby adujo para rechazar las alegaciones de la FER que “contenían acusaciones contra el jugador y otras personas relacionadas con la alteración de una fotocopia de un documento nacional de identidad sujeto a investigaciones en curso por parte de la Justicia Española».
Resulta curioso que entre las dos decisiones de World Rugby el manager de la selección sea la única persona vinculada a la FER que ha denunciado a Van den Berg. Ningún dirigente ha tomado la misma iniciativa y, por supuesto, no hay noticias del seleccionador. Hasta la fecha nadie ha desmentido su versión de que el 16 de diciembre de 2021 se reunió en un hotel de Guadalajara con el pilier sudafricano. Según Pérez Corbacho, allí mismo el jugador le reiteró que cumplía todos los requisitos que se le exigían para ser seleccionable “y en el mismo momento firmó su Declaration of player’s Elegibility”. Por ser precisos, la verdad es que el citado documento rubricado de puño y letra por el jugador lleva fecha de 15 de diciembre.
Esta última resolución de World Rugby, al margen de las nuevas pruebas, se construyó sobre otros dos pilares: los precedentes con sanciones menos duras en situaciones similares y la valoración de los factores de agravamiento y mitigación de los valores de prueba. Sobre los precedentes, la FER expuso que el club inglés London Welsh fue sancionado de una manera más leve en 2013 cuando alineó jugadores que no cumplían los criterios de elegibilidad. A esta cuestión World Rugby ha respondido que el supuesto de España no se puede comparar con la violación de una norma por parte un club que disputa una competición doméstica, ya que el organismo internacional tiene la obligación de preservar el derecho de un jugador a representar a un país y no hacerlo “podría resultar dañino a la integridad y a las bases del juego a nivel internacional”.
Sobre la labor de la FER vuelven a recordar que su deber era el de demostrar con hechos todas sus acusaciones “al margen de las suposiciones o a la buena fe depositada en el jugador”. También responsabiliza a la comisión de elegibilidad por depositar una confianza “absoluta” en la documentación falsificada que le entregaron del jugador lo que, en su opinión, demostró una “ceguera deliberada” a la hora de consultar a cualquier otra fuente, “incluido el jugador”. El rapapolvo no acaba ahí. Les echa en cara que ni siquiera se entrevistaran con Van den Berg para saber de primera mano cuestiones tan vitales como si había cumplido los plazos de su residencia en España o las razones de sus ausencias.