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Internacional

Cuando fuimos campeones

© WR.

La resaca mundialista perdura en Suráfrica. El éxito de Japón se tradujo en fastuosos recibimientos a los nuevos héroes a lo largo y ancho de todo el país. Con la llegada del verano austral, sin embargo, la alegría se ha ido diluyendo. La realidad manda y los aficionados comprueban con pesar cómo aquellos que agasajaron en las calles de las principales ciudades y pueblos hacen ahora las maletas en busca de fortuna, se entiende que económica. El destino preferido es Japón donde la liga es menos competitiva que el Super Rugby o cualquier otra competición europea,  pero donde se gana bastante más dinero. Otros van a Inglaterra o a Francia para asegurarse un porvenir. Pocos optan por quedarse. Eso sí, siempre con la vista puesta en los clubes del hemisferio norte donde, al contrario que en Suráfrica, tirar de chequera resulta más fácil. Y cada día más.  De este éxodo se salvan los Stormers de Ciudad del Cabo. A la baja de Eben Etzebeth le ha seguido el anuncio de que, al menos hasta 2021, no abandonará la franquicia ninguno de los ocho internacionales que aún le quedan: Siya Kolisi , Pieter-Steph du Toit, Steven Kitshoff, Bongi Mbonambi, Scarra Ntubeni, Frans Malherbe, Damian Willemse y Dillyn Leyds. 

Tendai, “La Bestia”, Ntawarira es uno de los componentes de los Springboks a los que su vida va a dar un giro de más de 180 grados tras ganar el mundial en Japón. No seguirá la próxima temporada en la franquicia de toda su vida: los Sharks de Durban con quienes ha jugado 120 partidos, un récord en Suráfrica. A sus 34 años ha decidido marcharse a Estados Unidos para jugar al menos una temporada con los Old Glory de Washington Su compañero en la primera línea surafricana, Mbongeni Mbonambi, es seis años más joven y lleva 34 partidos con la selección. Su futuro pasa por continuar un año más en los Stormers  y el presente por asentarse como talonador de los Springboks después de dejar en el banquillo en la final de Japón a Malcolm Marx. El tercer integrante de la primera línea campeona del mundo es Fran Malherbe, cuya carrera deportiva ha sido calcada a la de Nbonambi. Misma edad y mismo equipo, pero con cuatro caps más. De momento no se mueve de su país de origen.

La segunda línea suraficana está más cotizada en el mercado internacional. Eben Etzebeth se ha mudado a Toulon donde otros compañeros de selección como Bakkies Botha, Bryan Habana o el propio Duane Vermeulen fueron en su día a ganar dinero en sus últimos años de sus carreras deportivas. Los medios de comunicación franceses han publicado que la nueva estrella de un equipo que no pasa por su mejor momento  ganará una cifra que ronda  el millón de euros anuales. Etzebeth ya ha debutado con victoria en la European Challege Cup  frente a los London Irish. Mientras, en su país prosigue la investigación en torno a un ataque racista en el que se vio involucrado el pasado mes de agosto y que podría poner fin a su carrera como springbok.  Lodewyk De Jager también va a hacer las maletas. De la zona del país más alejada del mar como Pretoria ha fijado su nueva residencia en Manchester para jugar con los Sale Sharks. De su participación en la final de la Copa del Mundo queda para el recuerdo su abandono del campo a los 21 minutos agarrándose el hombro. Sufrió una dislocación y se ha sometido a una cirugía. La fecha de su vuelta a los terrenos de juego es una incógnita.

De la selección campeona, los terceras líneas fueron los que más reconocimiento internacional tuvieron a nivel deportivo. El capitán Siya Kolisi acaba de recibir en Mónaco el galardón de campeón mundial de la Paz y el Deporte y la BBC inglesa le ha nominado junto al golfista Tiger Wood o el atleta Eliud Kipchoge para el prestigioso premio World Sposts Star of the Year. De momento sigue fiel a sus Stormers y a la defensa de unos valores que le han convertido en el primer jugador negro que lleva el brazalete de capitán en los Springboks. En el caso de Vermeulen su carrera deportiva mira ahora hacia Japón, y más concretamente a los Kubota Spears. Ya probó la aventura francesa y regresó hace un año a su país para poner fin a su carrera deportiva. La mala suerte en forma de lesiones de Warren Whiteley, que le pueden llevar a abandonar el rugby definitivamente, provocó su exitosa vuelta a una selección de la que prácticamente ya se ha había despedido años atrás.  

Mejor jugador del año 

Pìeter-Steph du Toit representa a uno de esos jugadores a los que le puede cambiar la vida de la noche a la mañana. Siempre fue un buen jugador pero sin el eco mediático de otros compañeros. Este año ha roto el molde. Fue elegido Jugador del Año por la World Rugby y hasta sus propios compañeros de selección le reconocieron no sólo con idéntico galardón sino también en otros dos apartados más: el de mejor defensor y el de mejor delantero. Por su parte, François Louw ejerció el rol de primer cambio en la tercera línea. Es un jugador veterano que hace años emigró a la ciudad inglesa de Bath y que acaba de anunciar su retirada de la competición internacional. Broche de oro a una carrera que, como la de otros muchos jugadores surafricanos, comenzó en los Stormers.  

El foco mediático lo atrajo sin duda Faf De Klerk. No sólo por su juego. La imagen sonriendo ante un segunda galés que le agarraba por la camiseta con no muy buenas intenciones queda para la posteridad. Eran 172 centímetros de altura y 88 kilos de peso frente a Jake Ball, un tipo que roza los dos metros y pesa 121 kilos. El rubio surafricano no dio un paso atrás. Nunca le perdió la mirada al barbudo galés mientras le daba algún “consejo”. Tras la charla, se giró sobre sí mismo y comenzó a caminar sin que le temblaran las piernas. Al menos, nadie lo notó. Tampoco pasaron desapercibidos los gayumbos patrióticos que exhibió incluso delante del mismísimo  príncipe Harry e Inglaterra  durante las celebraciones posteriores a la final. Los puso de moda en Suráfrica y tal vez por esta faceta de modelo ocasional pueda girar su vida profesional cuando abandone el rugby. De momento le queda cuerda para rato en los Sale Sharks, donde tiene el mejor contrato del equipo.   

A Handré Pollard los reconocimientos le han llegado desde su propio club. Los Bulls homenajearon por todo lo alto a quien considera su mejor jugador durante 2019. Y lo hicieron a sabiendas de que el apertura iba a poner rumbo a Montpellier, el equipo francés con más marcado acento surafricano. Allí compartirá vestuario  con ilustres ex springboks como Bismarck Du Plessis, Jan Serfontein o Nicolaas Janse van Rensburg; con compañeros actuales de la selección como François Steyn o con jugadores de altísimo nivel como Johannes Goosen, Henry Immelman o Jacques du Plessis.  

Lukhanyo Am era uno de los pocos representantes de la plantilla de los Sharks que fueron campeones del mundo. Zwelitsha, su localidad natal de 20.000 habitantes, alejada de costa y donde el 99 por ciento de la población es negra, le recibió como a un héroe. Se paseó por su ciudad en la parte trasera de un coche lujoso saludando a todo el que salió a la calle para darle la bienvenida. Es un  jugador que ya es historia del rugby surafricano porque en la retina de los buenos aficionados queda la asistencia (por emplear un término baloncestístico) que le dio a su amigo Mapimpi para que rompiera por primera vez la férrea línea defensiva inglesa en la final de Japón. 

Destino Japón

Su compañero Damian de Allende ha optado por engordar su cuenta corriente con el sueldo que le van a pagar los japoneses del  Panasonic Wild Knights. Pero es que, además, al acabar la liga nipona se ha comprometido con el Munster irlandés.  El mismo destino han elegido sus compañeros de selección como Malcolm Marx (Shinining Arscs), RG Snyman (Honda Heat), Kwagga Smith (Yamaha) o  Jesse Kriel y Jason Jenkins (Canon Eagles). Por su parte, el veterano zaguero Willie Le Roux prosigue su aventura inglesa con los Wasps de Londres, lo mismo que el ala Cheslin Kolbe hará con el equipo de Toulouse. Makazole Mapimpi se queda de momento en la franquicia de Durban que le acaba de designar como mejor jugador del equipo en 2019. Mantiene así entre sus filas a un jugador que nunca le fue fácil alcanzar el éxito. Un tipo que se crió en una zona rural y que caminaba a diario diez kilómetros para ir al colegio. 

Del resto de campeones de mundo Schalk Brits ha optado por la retirada a sus 38 años de edad y Vicent Koch guarda fidelidad a los Saracens pese a los problemas económicos y deportivos que se han generado en el club con el tope salarial. Por lo que respecta al benjamín del grupo, Herschel Jantjies, aspira consolidarse en los Springboks jugando en los Stormers junto a su compañero de selección Steven Kitshoff, al tiempo que Franco Mostert seguirá en el Gloucester inglés y que Elton Jantjies sigue   comprometido con la franquicia de los Lions para liderar el equipo en 2020.

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