El domingo España afrontará un partido que pasará a los anales de su historia rugbística. Una jornada que retrotrae a los aficionados a la lejana jornada del 3 de diciembre de 1998 en un templo histórico como Murrayfield, en Edimburgo. Los Leones jugaban el partido decisivo ante Portugal con el mejor de los premios: el billete para el Mundial de 1999. Su primer Mundial.
En los días previos, España había tenido la noticia del refuerzo de José Díaz, un segunda línea de amplia experiencia que jugaba en Castres. Fernando Díez, primer centro de aquella selección, hace memoria: «Habíamos ganado a los portugueses unos meses antes, pero aquel partido en Edimburgo se nos complicó». Otro jugador que estuvo presente, el talonador chamizo Diego Zarzosa, advierte que «nos venían apretando desde hacía tiempo y ya en el último partido en Elche habían mejorado. Pero seguíamos llegando como favoritos a un choque que para nosotros era la final de nuestra vida. Sabíamos que no había nada que hacer con Escocia, así que el Mundial pasaba por ganar a los Lobos».
Si España había traído a Díaz, los lusos habían apuntalado varias líneas. «Recuerdo que habían reforzado la primera línea, tenían un buen apertura y atrás de zaguero estaba un tal Hopman. Era un equipo que apretaba y tenía juego atrás», apunta el ex hooker de los Harlequins. El partido tuvo un punto de inflexión en el minuto 26, cuando José Díaz, el refuerzo de lujo francés, fue expulsado tras hacer un gesto inconveniente al árbitro.
«Nos desorientó porque era nuestro refuerzo más sonado, además era un jugador experimentado en la Liga francesa. Y vio la roja por un mal gesto que nos dejaba en inferioridad con una hora de partido por delante», recuerda Fernando. Zarzosa no olvidará que «cuando expulsaron a Díaz, nos miramos entre nosotros y pensamos ‘no puede ser verdad lo que nos está pasando’. Pero en el descanso hubo una especie de conjura. Todos sabíamos que lo poco o mucho que nos quedase, lo teníamos que dejar en el campo y que nos tocaba a los de siempre conseguir el objetivo».
Alberto Malo, la referencia del equipo por su veteranía y su imponente presencia física, no esconde que «la expulsión de Díaz nos descolocó un poco. No hubo una charla especialmente épica. Hablamos, nos miramos a las caras y nos remangamos para dar la vuelta a la situación. Lograr la clasificación estaba en nuestras manos y para ello debíamos revertir el marcador y olvidar que jugábamos en inferioridad».
Para Fernando Díez hubo un factor decisivo que posibilitó la remontada: «Aquel equipo tenía una cosa muy buena: la cohesión. Habíamos compartido muchos partidos en las selecciones inferiores y nos conocíamos perfectamente. Es cierto que había gente más veterana como Alberto Malo, pero la mayoría éramos de las generaciones del 73, 74 y 75. Sabíamos cómo respondía cada uno, qué podía dar y eso fue una ventaja porque creímos en nosotros mismos».
España no posó ningún ensayo, pero no hizo falta. Subió la intensidad en los contactos, mostró mucha solidaridad en defensa y fue poco a poco dando la vuelta a la tortilla. «Le metimos mucha más intensidad y les cambiamos el paso. Con mucho trabajo fuimos dando la vuelta al marcador gracias a los golpes de Kovalenko. El partido se fue poniendo de nuestra parte y el equipo recuperó la confianza». Diego sostiene que «la mentalidad de aquel equipo, en el que nos conocíamos tanto todos, fue decisiva. Recuerdo que alguien dijo en el vestuario que bajo ningún concepto podíamos asumir que se podía perder el partido. Y eso hicimos en la segunda parte, trabajar más juntos, con más intensidad y concretar ese trabajo en puntos a través de los golpes de Kovalenko».
España solo sumó puntos de pateo, la mayoría por los golpes que pasó Kovalenko. A los que añadió un drop de Díez que dio a España un colchón de puntos: «Había fallado un drop en la primera parte, pero por aquellos años tenía una buena técnica de drop y estaba con confianza. En el intento de la primera mitad me salió una patada recta y baja. En la segunda, faltarían como diez minutos cuando cargó nuestra delantera y la línea se quedó dividida a 40 metros de palos. Kovalenko se quedó en el otro lado, limpiaron el ruck y yo le grité a nuestro 9, Coco Torres Morote, «¡Eje!». Cuando gritábamos eso, significaba que venía un drop. Coco me la dio, le pegué bien y pasé la patada. Nos valió para salir de la distancia de ensayo y seguir ganando confianza en el partido», rememora Fernando Díez.
Para Alberto Malo, ese partido ante Portugal «dio la talla de la personalidad de aquella selección. Aunque había un equipo joven, los chicos demostraron tener experiencia y madurez para afrontar un partido muy complicado como fue aquel». Zarzosa puntualiza que «después del drop de Fernando, los portugueses apretaron y marcharon arriba a jugárselo todo. Recuerdo que anotaron un ensayo a través de Hopman, un zaguero sudafricano que tenían, y acabamos ganando con mucho esfuerzo el partido».
El talonador vallisoletano recuerda «un ambiente inolvidable en el vestuario tras la victoria. Estábamos desbordados y alguien sacó champagne incluso». Zarzosa tiene buena memoria, aunque la historia del champagne la cuenta en primera persona Díez: «La sensación fue indescriptible. He jugado durante años al rugby y creo que todo el trabajo ha merecido la pena solo por eso. Al salir de Madrid mi padre me dio dos botellas de champagne y me dijo: ‘Para que celebréis la clasificación porque la vais a conseguir’. Yo me llevé las botellas al vestuario, pero de forma muy discreta. Así que al final las saqué y dimos buena cuenta de ellas. Que mi padre tuviese tanta confianza en nosotros fue algo que siempre me hizo sentir muy orgulloso».
El epílogo lo pone el zaguero Fran Puertas, quien cree que «la participación de España en la Copa del Mundo de Japón pondrá en valor lo que logramos en su día nosotros. Este equipo ha trabajado muy bien en los últimos años y sellar la clasificación es la consecuencia lógica de esto. Jugar un Mundial es algo que siempre llevas a gala, pero el rugby español ya merecía volver a estar entre los más grandes de nuestro deporte».
Fermín de la Calle, Periodista en EuroSport, El Confidencial, Revista 22
Si hablas de rugby y periodismo en España tienes que hablar de Fermín de la Calle. Desde su etapa en las páginas del diario As, este andaluz llevaba el rugby del V Naciones, con la complicidad de Relaño, a los hogares españoles.
Llegó tarde al rugby que descubrió en Irlanda donde pagó una factura muy cara en forma de fractura de fémur. Desde entonces el veneno entró en su cuerpo y hoy en día sigue jugando – como tercera reconvertido – en su querido CR. Tres Cantos.
Canal+, Eurosport, Cadena Ser, Diario AS, y un amplio abanico de medios generalistas audiovisuales han reconocido en él la voz más autorizada del rugby español. Su blog ‘Patada a Seguir’ – pionero en España – arrancó en 2007 y desde entonces siempre ha estado metiendo el hombro en iniciativas como la Superibérica, con el programa Hemisferio Rugby junto a Michael Robinson o en las páginas de Revista 22 sin fallo en los 86 números que llevamos.
De la Calle, por su manera de entender el periodismo, siempre ha contado con la información más delicada y comprometedora del oval. Querido y odiado, nunca deja a nadie indiferente. Sin embargo, todos acuden a sus informaciones para ver qué se cuece en los fogones del rugby español. Consultado en innumerables ocasiones por empresas patrocinadoras e instituciones sobre la realidad de nuestro deporte, contactos que bien le podrían haber revertido ingresos económicos notables si los hubiera facturado como consultorías. Altruista y solidario es un exponente de los valores del deporte que ama. Como muestra fue uno de los primeros en remangarse para ayudar a las víctimas del tren de Santiago de Compostela organizando un torneo benéfico.
Su influencia se ve aumentada por su posicionamiento en las RR.SS que son uno de los mejores altavoces del Rugby ya que cuenta con casi 25.000 seguidores que interactúan a propósito de sus informaciones y opiniones.
Durante los últimos años ha librado cruzadas con diferentes dirigentes y representantes, velando por sus convicciones y por lo que él entiende que es el bien común del rugby español. En muchas de ellas le acompañamos.
La estirpe De la Calle perdurará y sus hijos ya recorren los campos de Andalucía con un melón bajo el brazo. Ha sido recientemente nombrado embajador de la marca Canterbury en España y este 2017 podréis verle y escucharle en Movistar+ con el 6 Naciones y en Eurosport con la Liga de División de Honor.
Gorodetski
16 marzo, 2018 en 11:49 am
Si no me equivoco o quizá recuerde mal, España se clasificó el 2 de diciembre de 1998, no el 3 de diciembre.
José Angel Pérez-Nievas Borderas
16 marzo, 2018 en 4:05 pm
Hola Buenos Dias.
Estos dias recuerdo mi viaje a Edimburgo para ver a España intentar clasificarse para la Copa del Mundo 1999. Recoger las entradas en el Hotel de los Leones, de la mano de Alfonso Mandado. Los pocos españoles que estabamos en aquel Murrayfield casi vacio y la alegria de conseguir la clasificacion pese a los inconvenientes del partido.
Ademas tuve la suerte de poder acompañar a los Leones esa tarde y tambien en el partido frente a Escocia. Gracias a un entrenador de Sevilla, Alfonso Mandado nos facilito el acceso al TT de aquel encuentro, todavia guardo la invitacion. Un autentico lujo.
Mucha Fuerza LEONES