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La situación del Naranco ahoga al Real Oviedo Rugby

En nuestra querida Ciudad de Oviedo, un grupo importante de ciudadanos agrupados en torno a una entidad o asociación deportiva sin ánimo de lucro, denominada OVIEDO RUGBY CLUB, sufre desde hace 20 años el abandono absoluto de las instituciones a pesar de su obligación constitucional de velar porque podamos ejercer nuestro derecho a hacer deporte y realizar actividades al aire libre.

Los antecedentes son sencillos de relatar: en los años finales del pasado Siglo, el Principado de Asturias cede provisionalmente al Ayuntamiento de Oviedo unos terrenos en El Naranco para construir un equipamiento municipal de rugby. El Ayuntamiento destina una subvención de cerca de cien millones de pesetas, sin que se conozca ni conste en sus archivos el expediente de la subvención, ni el de la ejecución de la instalación. Nadie sabe cómo se gastó ese dinero, quien contrató las obras, quien las ejecutó, quien las liquidó. No hay documentación, ni papeles, ni planos, ni rastro alguno, sólo una placa que recuerda que la instalación fue inaugurada en 1998 siendo Alcalde de Oviedo Don Gabino de Lorenzo Ferrera.

Las obras que allí se realizaron fueron infames: un campo sin drenaje, sin canalización de los manantiales que bajan de El Monte Naranco, sin presión en la red de aguas, con una grada sin cubierta, vestuarios sin aislar ni impermeabilizar excavados directamente en el suelo, con fugas de aguas, sin calefacción, realizado, el conjunto, con los más baratos entre todos los materiales de construcción y ejecutado de la forma más anacrónica posible.

Con estos antecedentes nos encontramos con la siguiente situación:

1. Por un lado, el Principado no se responsabiliza de la instalación porque aunque el terreno es suyo, la obra (por llamarla de algún modo) está hecha por el Ayuntamiento.

2. Por otro, el Ayuntamiento se mantiene en la más absoluta inacción porque la instalación, aunque se otorgaron en su día alrededor de cien millones de pesetas de subvención, carece de todo tipo de expediente administrativo u oficial y, además, el terreno no es suyo.

¿A quién afecta esta situación? A más de quinientas personas, entre jugadores, entrenadores, delegados, padres y aficionados del OVIEDO RUGBY CLUB, el mejor equipo de este gran deporte en Asturias, el más laureado, el que tiene mejor historial, mejor cantera, más licencias, más historial. Un equipo vinculado a la ciudad de Oviedo desde 1983, conocido en España como el XV del Oso, que lleva representando todo este tiempo a nuestra Ciudad y a Asturias en las mayores divisiones del rugby español.

Nuestras categorías no pueden desarrollarse, no pueden crecer,  pues tienen un campo y unas instalaciones indignas, insalubres, impresentables. Durante más de 6 meses al año, coincidiendo con la temporada deportiva que va de octubre a abril, el campo esta embarrado hasta el extremo, lleno de agua, constituyendo un foco de gérmenes y bacterias. Los vestuarios son una caverna húmeda y apestosa, que no cumplen con las mínimas condiciones para su uso. Ni siquiera tenemos un vestuario para nuestras jugadoras del equipo femenino y de la escuela. Y que decir de intentar poner en marcha el equipo de rugby inclusivo que estamos formando.

Siendo una Instalación municipal en terrenos del Principado, nadie del Ayuntamiento ni de la Comunidad Autónoma ha aparecido por allí en veinte años, salvo contadas ocasiones, a limpiar, mantener, arreglar, sembrar, segar, secar, reponer, mejorar, adecentar.

El Oviedo Rugby Club tiene dos equipos senior masculinos, un equipo senior femenino, un equipo sub18, un equipo sub16, un equipo sub14, un equipo sub12 y más de 30 jugadores sub 10. La afición por este deporte y el bien que se obtiene del mismo, en cuanto oportunidad para relacionarse, esforzarse, servir, competir, es tal que a pesar de las condiciones en las que lo practicamos en Oviedo, seguimos teniendo más de treinta licencias por categoría. Siendo esto así, la pregunta surge inmediata, ¿Qué gran bien haría el rugby en nuestra ciudad si dispusiésemos de unas instalaciones dignas? ¿Cuánta más gente se incorporaría a esta disciplina deportiva si se pudiese entrenar y competir en un campo adecuado? Estamos seguros que duplicaríamos nuestras trescientas fichas actuales y que uniríamos en torno al Club a muchos ciudadanos ovetenses y asturianos, de todas las edades y condiciones.

Finalmente, no podemos olvidarnos de otros grandes perjudicados con esta situación como son nuestros rivales, a quienes más respeto tenemos en el rugby, que cuando se enfrentan al Oviedo en El Naranco se encuentran con un campo y unas instalaciones indignas, infames, vergonzosas. Deberían subir los regidores políticos a enseñarles a nuestros rivales sus vestuarios, el campo en el que van a jugar, las duchas que van a utilizar para quitarse el lodo putrefacto, el agua fría que van a tener que utilizar para ello. Tendrían que estar también presentes para decirles a los padres y madres de nuestras jugadoras y jugadores que esas son las condiciones en las que estamos obligados forzosamente a hacer deporte. Habrían de dar la cara cuando perdemos partidos o competiciones porque los árbitros se niegan a celebrar los encuentros en esa inmundicia y cochambre y suspenden los partidos previstos.

No puede haber situación deportiva más penosa y triste, pero el Oviedo Rugby Club seguirá existiendo, soportando estas condiciones o buscando otras instalaciones, hasta que alguien se percate de la injusticia que esto supone y tenga la voluntad de adoptar las decisiones y poner los medios para dar una solución definitiva a esta realidad.

Real Oviedo Rugby

2 Comentarios

2 Comments

  1. Juan

    27 febrero, 2018 en 12:44 pm

    Demoledor el relato. Y lo peor es que no exagera en absoluto…

    • Mario

      27 febrero, 2018 en 4:14 pm

      Soy jugador del Oviedo Rugby desde hace 8 años, solo hay una palabra vergüenza.

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