Partido muy físico entre rumanos y españoles que arrancó anunciando que las cosas no irían bien. Se caía sorprendentemente del XV el zaguero John Wesell Bell antes de comenzar el partido, según la versión de la Federación, por un virus estomacal. Sin embargo, Revista 22 informaba antes del inicio del partido que Rumanía pedía revisión de la eligibilidad de los convocados españoles y eso coincidía con la misteriosa desaparición del zaguero VRAC del XV de Santos.
España se adelantó con un golpe, pero los Leones daban la sensación de dominar el juego y controlar a la delantera local. Los de Santos no supieron concretar sus primeras visitas a la 22, pero se fueron imponiendo en los puntos de contacto, De hecho, forzaron un sin bin a un flanker rumano por golpear arriba a Lucas Rubio. Superioridad que no pudieron rentabilizar los españoles.
Los Leones estaban incómodos en un partido sin ritmo, trabado, en el que esa incomodidad se convirtió en indisciplina en forma de golpes. Vlaicu pasó dos golpes que pudieron ser tres, si no hubiera fallado otro sencillo, dejando el marcador en 6-0 al descanso. España no terminaba de imponerse y meterlo ritmo al partido ante una defensa rumana que se imponía a los de Santos. No pintaba bien para los Leones, que se dejaban enredar en el juego hosco y trabajo de los Robles.
La segunda parte lejos de ir mejor fue a peor. Rumanía mantuvo a España enredada en su juego lento y pesado, ensuciando los rucks y lo que es peor, comiendo la moral de unos Leones que no ganaban la línea de ventaja. Vlaicu anotó un tercer golpe antes de que en el minuto 55 una contra por el cerrado de los rumanos, todo el partido atacando por el cerrado, rompiera la defensa española y pusiera un 16-0 en el marcador insalvable. Todavía sumó un golpe más Vlaicu con una Rumanía que sumó cada vez que visitó la 22 española.
El orgullo y la necesidad llevó a los españoles a la 22 rival, pero los Robles aguantaban estoicamente las acometidas españolas, que necesitaban sumar de cinco en cinco. España logró forzar golpes y hasta un sin bin. Pero la ansiedad e la primera línea española lastró las aspiraciones de los de Santos. Los delanteros recibían parados y los placajes se volvían ganadores. La defensa rumana ganaba el partido claramente y España perdía crédito en un partido que empezó mal y acabó peor. Los ensayos postreros del zaguero rumano, otra vez por el cerrado, y de Nueno por parte española maquillaron el marcador.
Lo bueno es que no es año de clasificación para el Mundial, lo malo es que vuelve a a aparecer el fantasma de la elegiblidad y, sobre todo, queda claro que España está un escalón por debajo en el terreno físico de Georgia y Rumanía. Mal día de los Leones.