Eduardo Dávila Miura (Sevilla, 1974) es un reconocido matador de toros que ha triunfado en la exigente plaza de la Maestranza o en cosos tan exigentes como el de Bilbao, la populosa feria de San Fermín en Pamplona o en Gijón. Con más de 400 corridas a sus espaldas, Eduardo es hijo de Sancho Dávila y Reyes Miura, y nieto del famoso ganadero Don Eduardo Miura. Pero además de su prestigiosa carrera en los ruedos, el maestro siempre ha llevado a gala su pasión por el rugby. Un deporte del que es un gran embajador y al que ensalza en sus numerosas actividades de coaching en las que participa.
Reproducimos íntegra la entrevista realizada en el Nº116 de la versión papel de la Revista 22 en el que se producía un error en la entradilla.
R22.- Maestro, ¿de dónde le llega la afición por el rugby?
D.M.: Me llega por un hermano. Soy el tercero de cuatro hermanos y Sancho, el mayor, comenzó a jugar en el colegio, en Umbrete, en Sevilla. Lo descubrí por él y empecé a jugarlo también allí durante dos o tres años en el campo de la Feria. Recuerdo que el primero del que aprendí fue Pichi, un histórico del rugby sevillano. Luego seguí jugando cuando estudiaba con Ingenieros Industriales Agrícolas e incluso un año que estuve en Córdoba.
R22.- ¿De qué jugaba?
D.M.: Yo era apertura. Jugaba de 10.
R22- Los aperturas siempre han cargado con la fama de miedo a placar…
D.M.: Te confieso que siempre he tenido mucho respeto al contacto en el rugby. Siempre he tenido más miedo a placar que al toro, lo cual puede parecer contradictorio. Pero la verdad es que no he sido muy amigo de los ‘chocazos’. ¡Ja, ja, ja!
R22.- ¿Encuentra similitudes entre el toreo y el rugby?
D.M.: Sin duda. No creo que haya un deporte que comparta más valores con el toreo que el rugby.
R22.- Explíquese.
D.M.: En los minutos previos a una corrida y a un partido de rugby se experimentan sensaciones parecidas. La gestión del miedo y de la incertidumbre, la resiliencia, no arrojar la toalla, levantarse después de caer, no rendirse…
R22.- Entiendo por tanto que el rugby le ha ayudado en su carrera taurina.
D.M.: Mucho. El rugby es un deporte que te lleva a empujar tus límites y a conocerte mejor. Te enseña a ser disciplinado, respetuoso y a insistir en el esfuerzo, especialmente ante las dificultades. Características de un valor incalculable para el toreo. Pero además me ha ayudado en momentos puntuales.
R22.- Cuente, si se puede contar.
D.M.: En los meses previos a mi primera reaparición en Sevilla ante los Miura sufrí mucho stress. Yo estaba confiado en que saldría bien, pero la presión a la que me sometí me hizo sufrir las consecuencias y entre otras cosas perdí mucho pelo por ello. Pero entonces comencé a entrenar al rugby en los tocatas de los veteranos de Sevilla los martes y los jueves. Desde que saltaba al campo de San Jerónimo hasta que me acababa el último botellín de cerveza en el tercer tiempo, me evadía de esa presión y me olvidaba del stress. Me ayudó y además físicamente me aportaba mucho. Creo que ni la gente que jugaba conmigo era consciente de lo terapéutico que resultaban para mí aquellos entrenamientos. Siempre estaré en deuda con ellos.
R22.- Me sigue pareciendo curioso que tuviera miedo al contacto en el placaje y no al toro.
D.M: Es curioso sí, pero ocurría. Esa gestión del miedo y la incertidumbre de las situaciones que vives en ambos casos me ayudaba mucho. Por cierto, con los veteranos me pasó una cosa curiosa.
R22.- Adelante, cuéntenos…
D.M: Semanas antes de la reaparición en la Maestranza jugamos un torneo con los veteranos contra unos portugueses del Rugby Évora. Una locura, porque imagina que me parto un dedo o me lesiono un hombro o la clavícula. Si me coge el empresario de Sevilla me mata… ¡Ja, ja, ja!
R22.- ¿Sigue en contacto con los veteranos?
D.M.: Sí, claro. Voy con mi hijo de 12 años al que voy acercando al rugby, aunque de momento juega al fútbol. El otro día por ejemplo estuve en Riaza en una corrida con unos de los chicos que llevamos y desde allí me fui a Valladolid a ver al Ciencias. Era la primera vez que iba al Pepe Rojo y me encantó el ambiente. Y aquí en Sevilla tengo mucha relación. De hecho incluso estoy metido en un chat con los veteranos de El Puerto de Santa María, que el otro día colgaban fotos de los Reyes y había mucho balón de rugby para sus hijos y más de un libro de los tuyos.
R22.- Es que los Reyes Magos son gente inteligente… Por cierto, me va a dejar que aproveche la ocasión para agradecerle su participación en la presentación en Sevilla de ‘Con fina desobediencia’.
D.M.: Hombre, el que tiene que darte las gracias soy yo, que he disfrutado como un niño con Rafa Camacho, Canijo y con Lucas Haurie charlando de algo que me apasiona como el rugby. Además haber elegido como sede un sitio tan emblemático como el Real Círculo de Labradores de Sevilla me ha permitido volver a un sitio en el que siempre me han tratado muy bien. La gente del CAR ha hecho una buena gestión. Felicita a Manolo Lezama de mi parte.
R22.- Así lo haré. Oiga me soplan que en Francia conserva buenos amigos rugbísticos.
D.M.: Sí, por supuesto. El rugby y el toreo son dos artes muy enraizados en el sur de Francia y la gente comparte ambas aficiones. Tengo mucha amistad con Regis Sonnes, ex seleccionador español que ahora está en Toulouse, adonde he ido a verlo entrenar un par de veces.
R22.- ¿Y Thomas Castaignede?
D.M.: Gran aficionado al toreo también. Fíjese, Thomas me regaló la camiseta con la que debutó con Francia y dos chubasqueros de aquel día. Y yo le regalé el traje de luces con el que debuté como novillero en el 95. Mantenemos muy buena relación.
R22.- Usted también ha tenido contacto con la selección.
D.M: Esa ha sido unas de las grandes satisfacciones que me ha ofrecido el rugby y el toreo. Pudo dar una charla de motivación a los jugadores de la selección española de rugby. Fue una experiencia muy grata que no olvidaré.
R22.- ¿Qué tienen ambas disciplinas para que no haya ex toreros ni ex jugadores de rugby?
D.M.: El toreo y el rugby te roban el alma. Te enganchan para siempre.
R22.- Gracias maestro.
D.M: A vosotros. Guardaré con cariño la revista, que he sido suscriptor desde hace muchos años y guardo las revistas de 22 junto a las de ‘Aplausos’, aunque en casa siempre quieran quitarlas del medio para hacer hueco.
Fermín de la Calle, Periodista en EuroSport, El Confidencial, Revista 22
Si hablas de rugby y periodismo en España tienes que hablar de Fermín de la Calle. Desde su etapa en las páginas del diario As, este andaluz llevaba el rugby del V Naciones, con la complicidad de Relaño, a los hogares españoles.
Llegó tarde al rugby que descubrió en Irlanda donde pagó una factura muy cara en forma de fractura de fémur. Desde entonces el veneno entró en su cuerpo y hoy en día sigue jugando – como tercera reconvertido – en su querido CR. Tres Cantos.
Canal+, Eurosport, Cadena Ser, Diario AS, y un amplio abanico de medios generalistas audiovisuales han reconocido en él la voz más autorizada del rugby español. Su blog ‘Patada a Seguir’ – pionero en España – arrancó en 2007 y desde entonces siempre ha estado metiendo el hombro en iniciativas como la Superibérica, con el programa Hemisferio Rugby junto a Michael Robinson o en las páginas de Revista 22 sin fallo en los 86 números que llevamos.
De la Calle, por su manera de entender el periodismo, siempre ha contado con la información más delicada y comprometedora del oval. Querido y odiado, nunca deja a nadie indiferente. Sin embargo, todos acuden a sus informaciones para ver qué se cuece en los fogones del rugby español. Consultado en innumerables ocasiones por empresas patrocinadoras e instituciones sobre la realidad de nuestro deporte, contactos que bien le podrían haber revertido ingresos económicos notables si los hubiera facturado como consultorías. Altruista y solidario es un exponente de los valores del deporte que ama. Como muestra fue uno de los primeros en remangarse para ayudar a las víctimas del tren de Santiago de Compostela organizando un torneo benéfico.
Su influencia se ve aumentada por su posicionamiento en las RR.SS que son uno de los mejores altavoces del Rugby ya que cuenta con casi 25.000 seguidores que interactúan a propósito de sus informaciones y opiniones.
Durante los últimos años ha librado cruzadas con diferentes dirigentes y representantes, velando por sus convicciones y por lo que él entiende que es el bien común del rugby español. En muchas de ellas le acompañamos.
La estirpe De la Calle perdurará y sus hijos ya recorren los campos de Andalucía con un melón bajo el brazo. Ha sido recientemente nombrado embajador de la marca Canterbury en España y este 2017 podréis verle y escucharle en Movistar+ con el 6 Naciones y en Eurosport con la Liga de División de Honor.