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«La acogida de ‘Con fina desobediencia’ ha sido genial y ahora toca presentarlo»

©Cachaphotography

Hoy arranca la gira de presentación de ‘Con fina desobediencia’, el libro de rugby de nuestro compañero Fermín de la Calle publicado por la editorial Libros del KO. Comienza en Cal Ninyo, Sant Boi, cuna del rugby español, con unos compañeros de lujo como el periodista, Santi Giménez, que presentará el acto, e invitados del nivel de John Carlin, Albert Malo y Bruce Hemara. Este martes lo hará en Barcelona, en la librería  +Bernat, y el miércoles, en Zaragoza. Lueg llegará Valladolid y también se trabaja para visitar el País Vasco, Andalucía… Pero antes de subirse al AVE, Fermín no esconde su satisfacción por la acogida del libro: «En solo dos semanas se lanzó la segunda edición, lo que demuestra que el rugby si es un deporte que interesa, y ahora el libro ya va llegando a sitios más complicados de distribuir. La acogida ha sido genial y ahora arrancamos una gira de presentaciones que estoy deseando empezar porque voy a encontrarme a muchos amigos en el camino. La idea desde que empecé con este proyecto era dar visibilidad al rugby y creo que el libro está ayudando a ello».

Todo arrancó e pasado 9 de septiembre, cuando Libros del KO presentaba en una abarrotada sala de la FNAC en Madrid un proyecto que ha tardado 4 años en gestarse: “Con fina desobediencia”. Fermín presentaba su libro de Rugby junto a Michael Robinson – autor del prólogo – y el Chef Alberto Chicote.

Con fina desobediencia propone un repaso a este deporte particularmente carismático a través de los episodios históricos, las selecciones legendarias y los jugadores prodigiosos sobre los que se asienta su fama. En estas páginas encontrarás a viejos conocidos de la afición, como los animosos franceses que amasaron la leyenda del rugby champán, los galeses patilludos que causaron sensación en los años setenta o los actuales All Blacks. Pero, sin renunciar a un estilo didáctico, hallarás a otros personajes menos conocidos, como un príncipe ruso que dejó boquiabiertos a 72.000 espectadores en Twickenham en 1936, un entrenador galés que admiraba a Federico García Lorca o un pilier neozelandés al que se tragó la tierra en el desierto australiano. Tras la presentación quisimos hablar con él de cómo ha sido todo el proceso:

R22.- “Con fina desobediencia”: Por fin. Era un proyecto que llevabas guardando en un cajón muchos años y que ve la luz.

F.C.: Libros del KO me contó sus intenciones de hacer algo en torno al rugby. Tienen un área de libros de deporte muy potente donde habían publicado un libro de ciclismo con Ander Izaguirre: “Plomo en los bolsillos”. Manuel Alcántara escribió uno de boxeo y el tercer deporte que les parecía atractivo era el rugby. Me llamaron hace más de 3 años, 3 años y medio. Estaba en la feria del libro con Nacho Carretero (Fariña) y me invitaron a hacer el proyecto. Desde el principio fue un sí, pero también es cierto que tenía que ser en el momento adecuado y eso es ahora: Con la Copa del Mundo de Japón.

Siempre he tenido mucha literatura de rugby: De Francia, de Inglaterra, de Irlanda,…, y la idea era generar un libro de rugby con historias independientes que dieran forma a la historia del oval desde 1823 hasta ahora en la que saltamos de país en país, de historia en historia, pero que cronológicamente puedas ir viendo cómo se había desarrollado el rugby. Sobre todo para que se acerque gente que no conoce el rugby. Creo que aproximadamente el 50% de las historias la gente de rugby las va a conocer o ha oído hablar de ellas. Están muy trabajadas y tiene muchos detalles que sin duda les va a sorprender: Por ejemplo: El tercer tiempo de la Calcutta Cup del 80 en el que los jugadores de Inglaterra destrozan el trofeo. Me he tomado alguna licencia y tras investigar mucho cuento la historia de una forma muy divertida y con muchos detalles que van a sorprender a la gente.

R22: ¿Por qué Con fina desobediencia?

F.C.: Les pregunté qué tipo de título querían para el libro: Uno informativo – con la palabra rugby – o algo más literario. La editorial siempre busca algo más allá, que tenga esencia del autor. Manejaba desde siempre el “Con fina desobediencia” que es el texto que pone en la placa del colegio de Rugby: “En 1823 William Webb Ellis, con fina desobediencia de las reglas del fútbol, cogió la pelota con las manos,…”
Con Michael Robinson había mantenido muchas conversaciones sobre esta frase y me pareció que era un gran título. Además recoge muy bien la idea del libro: Que el rugby es muy desobediente en contra de lo que la gente piensa que es y somos, gente muy elegante y ordenada – que también – pero se hace de forma muy fina. De hecho elrugby nace de una desobediencia. El tío coge la pelota con las manos y sale corriendo. Resumía bastante bien las historias del libro que son muy gamberras. Casi fue de lo primero que decidimos.

R22.- ¿Cómo fue el proceso de selección de las historias que componen “Con fina desobediencia”? ¿Qué tipo de historias querías contar?

F.C.: Como tenía tres años y medio, y desde la editorial no me habían puesto ninguna restricción en cuanto a extensión, reuní todas las historias que tenía. Eran como unas 135-140. Con todas ellas encima de la mesa cogí un mapa marcando los países que recorrerían las historias y los que me faltaban por recorrer. Evidentemente había muchas británicas, muchas de los neozelandeses pero bastante menos de Australia, Argentina,… Hice una tercera dimensión que fue la cronología. De hecho cuento todos los mundiales. La mitad del libro es desde el 95 hasta ahora, desde la profesionalización.

Tuve que ponerme a buscar historias principalmente de la primera parte y ahí si que era mucho más complicado. Por ejemplo tenía que explicar bien las historias y gracias a los editores que – al no ser expertos de rugby – me hacían muchas preguntas que te hace gente ajena al rugby como: ¿Cómo llega el rugby a Argentina? Hay una parte sociológica del rugby en el que cuento cómo Inglaterra utiliza este deporte como un medio de colonización. Los países de la Commonwealth, el primer mundial que se jugó en durante la I Guerra Mundial con las unidades militares organizado por Jorge V una vez ganada la guerra y aprovechando que aún estaban las tropas en Europa.
He intentado que todos los países importantes estén en el libro. Qué esas historias encajen cronológicamente en la linea del libro y que el puzzle fuera encajando. Es cierto que he tenido que dejar fuera alguna historia que me ha fastidiado, y pese a que hay rugby español he escrito menos de lo que me gustaría de rugby español.

R22.- ¿Hay alguna historia con la que te identifiques o que sea de tus favoritas?

F.C. : Hay historias divertidas que no las conocía y las descubrí por casualidad. Hay una, de un partido entre Irlanda y Nueva Zelanda de cuando no había TMO, en la que un recogepelotas para el partido para avisar al árbitro que el asistente tiene el banderín levantado. El asistente iba de verde, con el banderín verde y se jugaba en Irlanda. Todo el fondo era verde y el árbitro no lo veía. La jugada había terminado en ensayo pero el chico consiguió que el árbitro rectificara y pitara avant.

Hay píldoras pequeñas muy divertidas. También hay historias conocidas que cuando profundizas e investigas no es cómo tu pensabas o es aún más grande de lo que te imaginabas. Por ejemplo: Carving James, el mítico entrenador de los Lions que ganan en la gira de 1971 a Nueva Zelanda, era un apasionado lector de García Lorca. Evidentemente no tenía ni idea de esto. Son cosas muy curiosas y explica cosas que intuías en el personaje – James era muy bohemio – y leyendo lo que leía se explica que tuviera esa sensibilidad en su rugby.

Hay otra historia muy divertida de cómo se creo la federación inglesa. Había convocados 23 clubes pero sólo firmaron 21. Uno se equivocó de Pub y el otro se distrajo en una casa de citas y no apareció. Esos detalles hacen divertidas las historias. Es muy interesante cómo salta el rugby en los colegios en Gales. Cómo se rompe el Rugby Union y el League,…

R22.- Habrá sido especial para ti que alguien como Michael Robinson – muy presente en tu trayectoria profesional: Hemisferio Rugby, SIR, Canal+, La SER,… – haya escrito el prólogo.

F.C.: La historia de Michael es dura. Él siempre me había dicho que tenía que escribir un libro de rugby. Me leía en AS y me decía que habría que reunir todas esas anécdotas en un libro. Que Inglaterra eso ya se hacía y funcionaba. Quedé con él y ya llevaba el primer borrador para que lo leyera. Pensaba que la fecha de salida sería entre junio y septiembre pero el borrador ya estaba. “Solo te voy a decir una cosa” decía: “Sí me gusta el título hago el prólogo”. Abrió el borrador, leyó el título y dijo: “Qué cabrón, qué listo, te lo hago”. Después de cenar y de una larga conversación de rugby me contó lo de su enfermedad. Me sentí el título más frívolo del mundo y le dije que se olvidara. Fue él quien dijo que lo hacía y lo ha hecho. Que lo que quería es seguir tirando para adelante. Desde el minuto 1 él y Diego Zarzosa – que también sale en el libro – se volcaron. Una semana después se lo contó a Francino por la radio. Por entonces lo sabíamos Diego, su mujer, el médico y yo. Me fui a casa tocado.

R22.- Entiendo que el libro no lo escribes con expectativas de ventas, sino es más una satisfacción personal.

F.C.: Me ha pasado algo curioso durante el proceso y es que he comparado todo lo que me pasa con partidos de rugby. Esto también me está pasando ahora en mi etapa de jugador cuando tengo algún contratiempo o alguna duda en un cruce de caminos en mi vida. Lo bajo al rugby, a la toma de decisiones,… No creo que me haga rico con el libro. Lo que sí tenía claro es que si lo escribía tenía que estar a la altura de lo que la gente del rugby me iba a exigir. La gente del deporte minoritario cuida mucho lo suyo y nosotros somos muy especiales. He sido riguroso y como he tenido mucho tiempo creo está a la altura. El libro lo leyeron 3 personas: Alberto Molina (Phil), mi entrenador de Tres Cantos que es otro friki de esto, y una persona que no es de rugby, es correctora.

La ambición que tengo es que la gente de rugby quede satisfecha con la calidad del libro, y que la gente que no es del rugby se asome y descubra el rugby por las historias que cuento. Es más creíamos que era tan importante que debíamos incluir un glosario de términos de rugby al final para que ayudara al lector neófito en su lectura. Un diccionario que puedes consultar mientras lees. Al final quiero que se sientan personas de rugby y que se integren en nuestra comunidad. Huyo de nuestra endogamia y que la gente que se acerque se quede. Nosotros somos nuestros propios embajadores.

Otra de las cosas que hicimos fue contar un partido en primera persona. Lo dividimos en 9 fases. Empieza con la llegada al vestuario, los vendajes, el árbitro,…, la patada inicio, el primer golpe,… Todo eso contado desde dentro, por un jugador. Da igual el nivel, todos lo vivimos igual. Al final emotivamente y sensitivamente es igual. El primer placaje, la primera melé,… Contado en primera persona se lo di íntegro a los 3 editores para que cada uno me dijera qué le había parecido. Les gustó mucho y una idea que ayuda a meterse al lector ahí dentro, en lo que vivimos. Como escritor ha sido un desafío. Y si un lector que no es de rugby logra vivirlo, imagínate alguien de rugby.

R22.- ¿Dan estas historias para otro libro?

F.C.: Si. No lo tengo en mente, pero sí. No hemos hablado de una segunda parte pero hay muchas historias. El rugby genera muchas historias. Este es un libro de historia del rugby. Luego se pueden contar héroes del rugby, partidos históricos,… Aquí se cuentan muchas cosas: La gira de los Lions del 71, la del 74, Gales, Francia,… Se puede mirar al rugby desde otra óptica y seguir contando historias porque se han quedado muchas fuera. He intentado con toda la gente que ha estado alrededor cómo lo veían ellos para que el libro fuera redondo. Que empezara y terminara. Luego hay historias que no cambian la historia del rugby – como es la del Ché – pero ayuda al rugby a que el tío que se acerque se quede.

R22.- ¿Qué historia te falta por contar?

F.C.: Evidentemente me hubiera gustado contar que España estaba en el mundial. Creo que hay muchas historias sociales – que no están aquí – que tendrían cabida: Cómo ha entrado en las cárceles y está ayudando a mucha gente. Historias anónimas.

Quiero pensar que el libro va a ser de consulta, pero creo que sería un proyecto muy atractivo un libro de rugby de anónimos.

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