Se terminó el Rugby Championship, en esta edición reducida, a días del Mundial de Japón. La última jornada confirmó la superioridad de los Springboks, que arrasaron en Salta a unos desconocidos Pumas a los que les faltó alma. Los sudafricanos conquistan así su primer Rugby Championship, torneo que empezó en 2012, y se presentan en la Copa del Mundo como candidatos al título.
La mañana comenzó en Perth, donde Nueva Zelanda aguantó una parte, hasta que echaron por roja directa a Scott Barrett en una jugada de esas que ha decenas en los partidos. Del 16-12 al descanso se pasó a un 47-26 final en el que la delantera wallaby trabajó mucho y bien para darle buenas pelotas a sus tres cuartos, donde Kurtley Beale brilló el día del regreso de O’Connor. Hansen volvió a probar con Mo’unga de 10 y Beauden de 15, pero sin balones que jugar, para nada sirvió. Los kiwis se derrumbaron y dejan una sensación inquietante de cara al Mundial después de sufrir ante Argentina, empatar con Sudáfrica y perder con Australia. Los aussies refuerzan su moral de cara al Mundial, en el cual aún están un escalón por debajo de los candidatos al título.
Por la noche Sudáfrica destrozó a Argentina. Le puso patines en la melé y le echó para atrás en cada contacto. Generó en los argentinos una frustración que Pollard se cobró en forma de golpes y con dos ensayos suyos de potencia y determinación que abrieron el camino. El 16-47 final habla muy bien de la devastadora delantera sudafricana, con Etzebeth, Mostert, Snyman, De Jagger, Du Toit, Vermeulen… Rassie Erasmus ha devuelto a los bokkes una identidad de juego, una idea de equipo y un sentimiento de grupo. Y se nota en el campo. Sudáfrica es candidata al título en el Mundial, Argentina llega seriamente tocada en su credibilidad. Sin melé, sin defensa y sin alma. No son los Pumas.