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Champions Cup

La mejor final de la historia de la Champions

La Chamions Cup en el AVIVA durante un partido de Leinster. ©INPHO/Dan Sheridan

Parece una perogrullada decir que el sábado se miden los dos mejores clubes de Europa en la final de la Champions Cup en busca del título. Pero no lo es. En realidad no quiero decir los dos mejores equipos de este año, quiero decir probablemente los dos mejores equipos de la historia de la competición. Si acaso con el permiso de aquel Toulon que parecía una pasarela y enlazó tres Champions. Pero ni siquiera aquel Toulon era más equipo que estos Saracens de Mark McCall o el Leinster de Leo Cullen.

Hablamos de dos equipos expansivos que utilizan todo el año del campo, dos escuadras descomunales en la zona de conquista y esplendorosas en la gestión de los espacios saliendo desde atrás. Dos grupos con un despliegue físico devastador y unas magníficas piernas atrás. Liderados por los dos aperturas más influyentes de Europa, por mucho que Cipriani se haya tomado este año más en serio. Personalmente creo que Sexton es más imprescindible en Leinster, porque tiene un discurso muy definido en el que el 10 irlandés hace mejor el juego de los suyos. Su patada es fundamental y define el fluir del partido para los suyos. Farrell, que no es 10 puro y tiene muchas rutinas latentes que le retratan, es un jugador que hace más cosas, aunque ninguna probablemente tan bien como Sexton.

El inglés es un tipo que encaja como un guante en estos Saracens a los que les define su versatilidad para adaptarse a cualquier situación de juego, a cualquier entorno de partido y sacarle el máximo rendimiento. Si les proponen batalla delante van a la guerra con los Vunipola, Rhodes, Kruis, Geroge o Itoje. Pero si les clavan pelotas atrás, McCall puede elegir entre un infinito catálogo de recursos: la majestuosidad de Liam Williams, la clarividencia de Goode, las manos de Lozowski (magnífico refuerzo del que se habla poco y hace buenos a todos los que le rodean), el oficio del Chelo Bosch en su despedida, la contundencia de Barrit, la exuberancia de Duncan Taylor, la inteligencia de Strettle… No parece buena idea plantear un partido probando a esa línea, capaz de reciclar un bomba y convertirla en una pelota con ventaja en cualquier parte del campo.

Leinster, sin embargo, parece necesitar más un escenario reconocible para sentirse cómodo en el juego. Cierto es que históricamente era Munster quien descosía las defensas contrarias con sus cargas de delantera, pero con Cullen Leinster ha desarrollado también cierto tufillo sudafricano, por la insistencia en alimentar a sus ball carriers, algunos de los mejores del mundo como Sean O’Brien o un Tadhg Furlong al que le gusta recibir en carrera. Boys in Blue tienen un ejército de especialistas como Fardy, dominador del breakdown como lo era George Smith y poca más gente que vivirá con Kruis un duelo muy sustancioso. Y atrás tiene gente muy capaz de inventar espacios donde no existen como James Lowe (el Houdini azul), un Jordan Larmour en estado de gracia, Rob Kearney, Henshaw, McFadden… Una línea más convencional, pero más cohesionada. Un equipo irreductible que cree en su credo de juego de forma suicida y nunca se rinde. Si Saracens quiere ganar los tendrá que enterrar diez veces.

Si uno tuviera que poner el foco en algún punto del partido, servidor se fijaría en la lucha de medio melés. Donde aparecen dos tipos con menos glamour quizás que sus compañeros, pero dos buenos jugadores de rugby. Dos nueves con mucho oficio que saben leer el partido y administrar a su gente. Probablemente una buena parte del título pase por ver quién es capaz de imponer su ritmo en el partido, si el vertiginoso Luke McGrath o un Ben Spencer que no pierde una décima en tensar buenas bolas para Farrell y que es mucho más jugador de lo que cuentan los highlights televisivos.

El otro punto clave será el set-piece, las fases estáticas de toda la vida. La primera línea irlandesa reúne a algunos de los mejores especialistas en el negocio de la melé. Gente como el citado Furlong, Cian Healy, Sean Cronin o Jack McGrath. Siendo un partido que se va a decidir en los detalles, si los irlandeses son capaces de someter a Mako y sus compañeros en las entradas en la plataforma desde la primera, Sexton lo rentabilizará a base de golpes. La guerra en el lateral también será apasionante, con especialistas de primer nivel. Si alguno de los dos equipos logra cortocircuitar la touch rival, habrá frenado una de las armas de relanzamiento preferida de su rival. No hablo de robar, que sería óptimo, me refiero a condicionar, complicar, ensuciar los saques laterales lo justo como para impedir la salida rápida afuera.

Leinster busca su quinto título europeo y el segundo consecutivo, mientras que los Saracens tratarán de conquistar el tercer título de Champions en cuatro años. Será la mejor final de Champions de la historia. Porque la jugarán los dos mejores equipos, con todo lo que eso significa, de la historia. Si Saracens es capaz de sacar a Leinster de su guión unos milímetros, habrá ganado un mundo. Disfruten de cada melé, cada ruck, cada garryowen… Porque en los detalles estará el título.

Fermín de la Calle, Periodista en EuroSport, El Confidencial, Revista 22
Si hablas de rugby y periodismo en España tienes que hablar de Fermín de la Calle. Desde su etapa en las páginas del diario As, este andaluz llevaba el rugby del V Naciones, con la complicidad de Relaño, a los hogares españoles.

Llegó tarde al rugby que descubrió en Irlanda donde pagó una factura muy cara en forma de fractura de fémur. Desde entonces el veneno entró en su cuerpo y hoy en día sigue jugando – como tercera reconvertido – en su querido CR. Tres Cantos.

Canal+, Eurosport, Cadena Ser, Diario AS, y un amplio abanico de medios generalistas audiovisuales han reconocido en él la voz más autorizada del rugby español. Su blog ‘Patada a Seguir’ – pionero en España – arrancó en 2007 y desde entonces siempre ha estado metiendo el hombro en iniciativas como la Superibérica, con el programa Hemisferio Rugby junto a Michael Robinson o en las páginas de Revista 22 sin fallo en los 86 números que llevamos.

De la Calle, por su manera de entender el periodismo, siempre ha contado con la información más delicada y comprometedora del oval. Querido y odiado, nunca deja a nadie indiferente. Sin embargo, todos acuden a sus informaciones para ver qué se cuece en los fogones del rugby español. Consultado en innumerables ocasiones por empresas patrocinadoras e instituciones sobre la realidad de nuestro deporte, contactos que bien le podrían haber revertido ingresos económicos notables si los hubiera facturado como consultorías. Altruista y solidario es un exponente de los valores del deporte que ama. Como muestra fue uno de los primeros en remangarse para ayudar a las víctimas del tren de Santiago de Compostela organizando un torneo benéfico.

Su influencia se ve aumentada por su posicionamiento en las RR.SS que son uno de los mejores altavoces del Rugby ya que cuenta con casi 25.000 seguidores que interactúan a propósito de sus informaciones y opiniones.

Durante los últimos años ha librado cruzadas con diferentes dirigentes y representantes, velando por sus convicciones y por lo que él entiende que es el bien común del rugby español. En muchas de ellas le acompañamos.

La estirpe De la Calle perdurará y sus hijos ya recorren los campos de Andalucía con un melón bajo el brazo. Ha sido recientemente nombrado embajador de la marca Canterbury en España y este 2017 podréis verle y escucharle en Movistar+ con el 6 Naciones y en Eurosport con la Liga de División de Honor.

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