Gales peleará por el Grand Slam en la última jornada ante Irlanda. Los dragones sufrieron en Murrayfield para derrotar a una Escocia irregular y caótica en defensa. Los de Gatland volvieron a plantear un partido rocoso con la línea de presión alta, rentabilizando los errores de los del cardo.
El primer ensayo corrió por parte de los visitantes, que concretaron una buena jugada por medio de un Josh Adams que está resultando un jugador decisivo en los últimos partidos. Con el marcador de cara, los galeses plantaron su defensa alta para frenar a una Escocia que agradeció la alineación en la bisagra de Ali Price y Russell. Los del cardo le pusieron emoción al partido con los golpes pasados por Russell (6-7), pero otra jugada de los dragones bien interpretada por Parkes, Anscombe y Jonathan Davies estirando el marcador hasta un solvente (6-15).
Empujó Escocia, que logró anotar un ensayo por medio de Graham en el 57′. Con (11-15) y 20 minutos por delante Murrayfield se convirtió en un delantero más, pero la seriedad defensiva de los galeses y el desconcierto ofensivo escocés, que ha convertido el vértigo en anarquía, terminaron por cerrar el choque con la victoria de los galeses (11-18), que optarán a ganar el Grand Slam en la última jornada en el duelo celta ante los irlandeses. Un equipo diseñado para no perder puede ganarlo todo en este Seis Naciones previo al Mundial. Muy sintomático.
Estampida de Inglaterra en el partido ante los italianos. / @Inpho para Six Nations
El partido entre Inglaterra e Italia fue un entrenamiento con público. Eddie Jones utilizó el partido para recuperar jugadores que volvían de lesiones ante una selección azzurri que comienza a cuestionar la idoneidad de su inclusión en el torneo tras no ganar un partido en los últimos cuatro años.
Antes del descanso Inglaterra había posado cuatro ensayos (31-7) y destacaba el juego ofensivo de Cokanasiga, que sin anotar un ensayo, fue elegido man of the match. Bien las caras nuevas en los de la rosa, que despedirán el torneo con una Calcutta que pinta descafeinada por su solvencia y la irregularidad de los escoceses. El (57-14) final retrata un partido sin historia.