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Heaven, Best y el asalto a los cielos

©DANIEL LEAL-OLIVAS/AFP via Getty Images para EPCR. Ezeala en Champions Cup con Clermont ante Bath.

Por Enrique Moscat @enriquemoscat

Hace apenas unos días, en los mentideros de twitter -que alguna vez hasta dicen la verdad- apareció la noticia de que Julian Heaven (internacional español sub-20) estaba en la lista de convocados del Lyon Olympique para el partido de la cuarta jornada del Top-14 ante el Section Paloise. Así pues, 24 horas más tarde, el joven talonador hispanoaustraliano debutaba en la élite ante el equipo de Charly Malié, jugando apenas nueve minutos que le han valido para hacer historia y unirse a los Sempere, Goia, Pinto, Ezeala o el mítico Astarloa en ese selecto club de jugadores españoles que han jugado en la que para muchos es la mejor liga del mundo.

Paralelamente a esto, en esa “radio patio” inmensa que son las RR.SS., leí comentarios y tuits de todo tipo sobre el debut del leoncito. Pero los que me llamaron especialmente la atención fueron los que aludían a que Santiago Santos no debe convocar al chico ahora para no cortar de raíz la posibilidad de que, a medio-largo plazo, pudiera ser llamado a filas por Australia o, incluso, por Francia (cuando los años de residencia en el país vecino se lo permitan). Según esta corriente (que, a mi juicio, es bastante más numerosa de lo que debiera y que hasta incluso parece que se extiende hasta la propia FER), el seleccionador español debería esperar a que se confirme que Julian Heaven no tiene el suficiente nivel para jugar con el XV del Gallo o los Wallabies para, solo en ese caso, plantearse su convocatoria. Resumiendo: si Heaven es tan bueno como para hacer mejorar a la selección nunca le veremos con el león en el pecho. Paradójicamente, cuanta más falta nos pudiera hacer, más difícil sería que acabara siendo uno de los nuestros.

Exactamente lo mismo que pasó y pasa con Samuel Ezeala, pero con un par de matices: el ala es barcelonés y ha sido formado casi íntegramente en el rugby español (llegó a Francia con 17 años), con lo que existe cierto vínculo emocional. Por contra, el talonador nació en nuestras antípodas y, selección española sub-20 aparte, jamás ha jugado al rugby en nuestro país. Además, mientras Heaven ha debutado en el Top-14 por las lesiones de dos de los tres talonadores del Lyon, Samu Ezeala -que ya lleva 18 partidos y ensaya cada 155 minutos con Clermont- roza con los dedos el estatus de jugador de clase mundial (algo que logrará en cuanto le respeten un poco las lesiones). Precisamente por su extraordinaria calidad, hoy en día hay un 90% de posibilidades de que Samu acabe escuchando La Marsellesa alguna vez y, con ello, se disipen las opciones de verle vestido de rojo sangre. Negarlo sería de estúpidos. Tanto como el no hacer todo lo posible para que el equipo nacional lo integren los mejores seleccionables. En este aspecto, el rugby español quizás debería aprender de lo que hacen algunas federaciones nacionales de fútbol.

EL MÉTODO BEST

15 de abril de 1964, Swansea (País de Gales). El vetusto Vetch Field se disponía a albergar un Gales-Irlanda del Norte que lindaba entre el frío reinante y la curiosidad por el debut con el equipo visitante de George Best, un imberbe de 17 años que apenas llevaba cinco meses en la primera plantilla del Manchester United pero que, con el tiempo, iba a acabar por convertirse en uno de los mejores futbolistas del mundo y en el mejor norirlandés de todos los tiempos. Además, el bautismo internacional del llamado “quinto Beatle” iba a marcar un camino que, antes o después, siguieron el resto de federaciones británicas: convocar “preventivamente” a cualquier seleccionable joven que despunte, para así bloquear una posible llamada en el futuro de otra selección (fundamentalmente la inglesa). Sobra decir que si la idiosincrasia del fútbol norirlandés de entonces fuese como la actual del rugby español, seguramente Best habría acabado jugando con Inglaterra.

Esta maniobra que se hizo con Best no solo se ha venido haciendo de forma continuada en las Home Nations, sino que ha sido -y es- una práctica bastante habitual en otras asociaciones del planeta FIFA. Sin ir más lejos, tenemos tres antecedentes en la propia Real Federación Española de Fútbol: Bojan Krkic (convocado a los 18 años y 13 días por Del Bosque para evitar que jugase con Serbia), Munir El Haddadi (aún no había cumplido los 19 cuando se puso la roja) y Ansu Fati. Este último era susceptible de representar internacionalmente también a Guinea-Bissau (por nacimiento) y a Portugal por motivos ancestrales. Ante esto que hacen otros, incluyendo nuestra propia federación de fútbol y buena parte de las principales asociaciones de rugby (usando el Seven y sobre todo a sus segundos equipos), ¿por qué Ferugby no lo hace?

Según la normativa de World Rugby, si un jugador juega con la selección absoluta, de Seven o con el segundo equipo nacional de un determinado país, este queda bloqueado para integrar otra selección nacional en el futuro. Esta regla, que tiene un pequeño resquicio con la llamada “vía olímpica”, podría haber permitido que España -que no tiene segunda selección- hubiese “usado” circunstancialmente la selección de rugby a 7 o la absoluta para asegurarse el concurso de jugadores como Heaven, el propio Ezeala o el hispanoargentino Gonzalo López en el equipo nacional. Como en el caso del Seven es prácticamente imposible (es público que Feijóo Jr. no acepta injerencias a la hora de confeccionar las convocatorias), solo queda la opción del XV del León. Y es aquí donde Santiago Santos y la propia federación deben decidir entre seguir como hasta ahora, o sea, sin “bloquear” la posible carrera de nuestros jóvenes más prometedores en una gran selección del Tier 1 o tratan de enrolar precisamente a esos jugadores en los Leones para que España adquiera dicho nivel en un futuro próximo. Eso sí, si se acaba optando por la segunda opción, la FER debe tener un proyecto viable a diez años vista que incluya ineludiblemente estar en las dos próximas Copas del Mundo y que sea lo suficientemente atractivo para poder persuadir a los futuros cracks, que son los que, a la postre, lo pueden hacer posible. Cuantos menos Lucas Paulos se nos escapen, más cerca estaremos de salir de la mediocridad.

Pensar a medio-largo plazo es fundamental pero, a veces, lo urgente sí es lo más importante. El XV del León reemprende su actividad en la ventana de noviembre con dos partidos en Uruguay (días 1 y 6) y otro ante Portugal en Madrid (día 15). Estos partidos y los primeros tests de 2021, pueden ser las primeras oportunidades para que, en espera de que Ezeala se recupere de su enésima lesión, Santos convoque a Gonzalo López (Argentina XV está al acecho) y a Julian Heaven. Si nuestros ojos llegan a ver esto, estaríamos ante un primer paso que demostrase que las cosas están cambiadol. Que en Ferraz actúan con inteligencia y determinación para tener en la selección a los mejores (y a los que potencialmente pueden serlo), que van a exprimir al máximo ese 10% de posibilidades que hay de que Ezeala elija convertirse en el George Best del rugby español y que se van a maximizar los recursos para que, de una vez por todas, nuestra selección y, en definitiva, nuestro deporte deje de volar tan a ras de suelo. Quién sabe, quizás el asalto a los cielos empiece con Heaven…

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