La Liga Mundial (o Nations Championship) está en serio peligro de no salir adelante. La reunión informativa que mantuvo ayer el presidente de World Rugby, el inglés Bill Beaumont, y Brett Gosper, CEO de la organización con las federaciones de Europa y África descubrió un panorama inquietante para los naciones europeas.
Beaumont arrancó admitiendo que Europa sería la Confederación que saldría peor parada en el acuerdo económico con el nuevo escenario, para inmediatamente después informar que la Liga Mundial no abriría el sistema al playoff de ascensos y descensos en ningún caso hasta 2030. Es decir, diez años con el sistema cerrado, lo que supondría que los países del primer nivel ingresarían alrededor de 7,5 millones anuales, mientras los del Tier 2 percibirían apenas 750.000 mil.
Además, esa cantidad iría destinada en su mayoría a pagar sueldos de jugadores y seleccionadores, lo que no dejaría en las arcas de las federaciones ni un euro. Y a eso se suma que no los países del nivel 3 no ingresarían ni un solo euro hasta que asciendan al segundo escalafón.
Al conocer esta información Georgia ha mostrado su oposición absoluta al modelo, advirtiendo que «nuestro gobierno retiraría el apoyo al rugby y este deporte desaparecería de nuestro país en tres años». Pese a ello, ha habido dos países que votaron incomprensiblemente a favor: Alemania y Bélgica. España advirtió que se adhiere al criterio mayoritario de Europa.
Esta tarde votaba el Seis Naciones su resolución sobre el modelo. En caso que el voto fuese afirmativo, el proyecto saldría adelante, enterrando con ello a las naciones del Tier 2 al recibir durante los próximos diez años la décima parte de ingresos que los del Tier 1 y perdiendo partidos contra países del primer nivel como los que juegan en las ventanas de junio y noviembre. Si el Seis Naciones vota en contra, el proyecto se guardará en un cajón esperando una mejor coyuntura.
Las exigencias de los países del primer nivel en Europa, como Inglaterra, Escocia o Gales, parece haber condenado el proyecto antes de ponerlo en funcionamiento. Sus peticiones económicas para mantener la viabilidad financiera de sus modelos es incompatible con la propuesta de Agustín Pichot para limar diferenciar entre las naciones del primer nivel y del segundo.
No pinta bien el Nations Championship y esta tarde puede darle la puntilla el Seis Naciones, cuyas federaciones no atienden a razones y siguen exigiendo unos ingresos incompatibles con la idea de repartirlos para generar el crecimiento del entorno global del rugby.