Hace unos días una multinacional de la que discretamente evitaremos dar el nombre preguntó por la Asociación de Clubes de Rugby español. Tenía la firme intención de desembarcar en el rugby, deporte que cuadraba con los valores que la marca quería publicitar. El problema es que la ACR no existe. No hay un núcleo duro de equipos, por más que llevan meses hablando de ello desde Valladolid con equipos como Alcobendas, para armar una plataforma desde la que vender un producto, llámese Liga u otro diferente a la competición doméstica.
La multinacional, al conocer la inexistencia de la ACR, agradeció la información y ahora anda replanteándose la inversión en otro deporte. «Otra empresa amiga ya nos ha contado cómo se las gasta la Federación y para meter dinero en un pozo sin fondo sin ningún retorno, mejor nos planteamos otra cosa», fue la concluyente respuesta.
Es la tercera vez que oigo esa respuesta al dirigente de una empresa internacional. De hecho, las otras dos compañías han inyectado dinero en otros deportes. Una pena. Incluso el actual patrocinador de la Federación, cuando se planteó entrar en el rugby español en su día, decidió dilatarlo unos meses hasta que se aclarase la situación federativa. Firmaron su ingreso con el anterior presidente, y hoy han redoblado su vínculo con el rugby español.
En estos días debemos congratularnos por dos cosas: primero, la deuda que Alfonso Feijoo heredó de Cancho se ha reducido notablemente; y segundo, hay otra empresa que ha decidido publicitarse con los Leones (una aseguradora). Empresa que ha llegado por iniciativa propia, no por iniciativa de alguien del rugby.
En una entrevista en ‘Cinco Días’ el presidente de la FER presumía de que «los ingresos de patrocinio en el rugby español se han duplicado de los 500.000 euros al millón de euros». Probablemente cierto, pero son los de siempre. En la entrevista hablaba de Heineken, que ha disparado su inversión hasta el medio millón de euros, y de Iberdrola, que mantiene una gran inversión en el deporte femenino (no sólo en el rugby), con una desgravación notable por un plan de mecenazgo auspiciado por el Gobierno ahora que los presupuestos del Gobierno han menguado.
Del resto de empresas que aparecen en el artículo, la mayoría llevan años en el rugby de una u otra forma como SPORTBUC, GoFit, Halcón Viajes, Spagnolo, Kappa o Infisport. A eso se suman los ingresos de empresas adscritas a acuerdos con el Consejo Superior de Deportes o con LaLiga, mecenas del polideportivo español en los últimos tiempos.
«El rugby -como le gusta decir a Feijoo padre- está de moda». El problema es que va a dejar de estarlo en algún momento. Y a día de hoy el rugby español no tiene un tejido empresarial estable de patrocinio, más allá de algunos clubes que han estabilizado al alza sus presupuestos con acuerdos locales y regionales salpicados de ayudas externas. En este arranque de temporada mismo hemos visto equipos que han tenido problemas deportivos derivados de sus apreturas financieras como Santboiana o Getxo,
La FER ha puesto todas las manzanas en la cesta del Mundial de Japón. Pero Agustín Pichot, nada más y nada menos que vicepresidente de World Rugby, advirtió que lograr esa meta no serviría de nada si no se creaba un plan de desarrollo a medio plazo para crear productos atractivos y atraer a esas empresas que miran con envidia al rugby internacional. Pero con una Federación que no sale a llamar a las puertas de los patrocinadores y una ACR inexistente, tiene pinta de que esto no va a cambiar. Hace falta una Asociación de Clubes que se siente y comparta el trabajo de networking para que esas empresas que preguntan y se van, se queden. Puede que incluso eso despierte a la Federación, que lleva 20 años anclada en una estructura montada por algunos para mantener el status quo y cobrar como si trabajasen por el rugby. Sin ACR no hay paraíso. Lo dicen las multinacionales…
Benjamín Niño Diez
7 noviembre, 2017 at 8:54 pm
Pienso que el futuro del rugby nacional, pasa por las Sociedades Mercantiles, socios accionistas, y de paso, más profesionalización.De la calle, fantástico.
Javier Navarro
8 noviembre, 2017 at 10:34 pm
Falta que los que más gritan, que no suelen tener ni idea de lo que es la gestión (pasa en la mayoría de los clubes), den un paso al lado. Demasiada vanidad, mucha ambición y menos amor por los colores de lo que se aparenta.