Las semifinales de la Copa del Mundo se disputan este fin de semana en dos nuevos capítulos de la guerra de hemisferios que se vive en los últimos años en el rugby.
El sábado Inglaterra y Nueva Zelanda se miden a partir de las diez con un pronóstico muy abierto. Los de Eddie Jones llevan cuatro años preparando este partido y para ello han construido un equipo sin fisuras. Jones ha elegido para este partido de nuevo la fórmula de dos aperturas con Ford y Farrell. Los ingleses apostarán por imponer su delantera con los Vunipola, Curry, Underhill e Itoje. Mientras que atrás un May en estado de gracia y Daly dirigirán el ataque del XV de la Rosa.
En Nueva Zelanda Steve Hansen apuesta por Scott Barrett como 6, mandando al banquillo a un tocado Cane. Los kiwis tratarán de gestionar bien sus posesiones y marcharse a jugar a campo rival donde Mounga, Beauden Barrett y los alas de los Crusaders saquen el martillo pilón.
El domingo, también a las 10:00, se miden Gales y Sudáfrica. Son favoritos los del sur, especialmente tras ver lo mal que lo pasaron los dragones ante Francia. Parecen pasados de forma, sin chispa, mentalmente agotados. Pero Gatland sabe que tiene opciones y ha trabajado mucho el partido en la pizarra para frenar la apisonadora springbok. Hay bajas notables en los dos equipos, Navidi y Liam Williams en los galeses y Kolbe en los sudafricanos. Pero Gales cuenta con el fundamental regreso de Jonathan Davies y eso es un argumento suficiente para pensar que la línea de los europeos puede plantar cara a los bokkes.
